Aunque el mensaje del alcalde hace apenas unas semanas, con motivo de su segundo año de mandato era que, económicamente las cosas estaban mejor, los créditos que se presentaron ayer y la refinanciación de deuda, dejan al descubierto que el enfermo, aunque mejore, está con el oxígeno y en la UCI aún y que las únicas medidas por el momento que mantienen en pie al Ayuntamiento son los créditos y el lanzamiento de la deuda cada vez más a largo plazo, que, si bien, suponen un desahogo en el día a día del Consistorio, alargan cada vez más las medidas paliativas para ese enfermo. No hay cables desde otras administraciones, que se encuentran en situaciones muy similares, por lo que la recuperación se antoja, no solo austera para la ciudad por muchos años, sino asfixiante, diríamos. Tampoco son buenos datos si pensamos en inversiones como la que hay que poner para echar a andar el tranvía de Jaén o para afrontar los siguientes cambios en la peatonalización del centro. Y todo, ni puede, ni pasará por el DUSI o la ITI. La situación es más que complicada aún y todo pasa por engordar mes a mes, año tras año, a las entidades financieras, las mismas que salvó el Gobierno, o lo que es lo mismo, todos nosotros, las mismas que provocaron el mayor crac de la historia contemporánea. ¿Quién salva ahora a los ayuntamientos, a los ciudadanos? El círculo sigue viciado y vuelve a retroalimentarse.
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