Se enamoró de la poesía porque le dio la oportunidad de crear con palabras un mundo propio, pero también un lenguaje, el de un poeta meditativo, reflexivo y narrativo.
Juan Carlos Abril (Los Villares, 1974) es poeta, crítico literario y doctor en Literatura Española. Desde 2005 es profesor del departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada, una ciudad en la que reside desde que dejara Jaén por sus estudios en 1993. Siempre tuvo claro que su mundo era el de las letras. “La poesía era una necesidad expresiva y desde joven empecé a escribir”, reconoce.
Con 9 años era un asiduo de las bibliotecas y con 12 años escribía cuentos y poesía. Se empapó de maestros como Góngora, García Lorca o Alberti, e incluso del cantautor Paco Ibáñez.
Ahora, como profesor echa de menos el entusiasmo por la lectura de sus alumnos. “Las Humanidades están muy a la baja. Los alumnos están muy desmotivados, no les gusta leer”, lamenta. “De la poesía me cautivó la capacidad que me daba de crear con palabras un mundo significativo propio, con fuerza. Somos seres verbales, creados de palabras y el lenguaje nos constituye”, dice.
Tras once años sin publicar poesía, Juan Carlos Abril ha publicado ‘En busca de una pausa’, un libro de poemas maduro, reflexivo y de meditación, con una lectura que invita a concebir la poesía como “un ejercicio de lentitud y reflexión frente al tiempo de velocidad y vertiginosidad” actual. Para Abril, la poesía es el “instrumento que ayuda a reflexionar sobre el tiempo, el pasado y el presente, que permite mirar el mundo de otra manera”. De no ser así, el ser humano sería “una marioneta en manos de corrientes de opinión y pensamientos dominantes”.
De ahí que defienda: “La poesía, como cualquier ejercicio de reflexión, nos acerca a un pensamiento crítico con la realidad, para elaborar un discurso lírico, que enamore, que forme parte de la emoción. Si un poema se nos queda grabado es porque reúne reflexión, crítica, lirismo y emoción”.
Y al reflexionar sobre Jaén, reconoce que la ciudad “necesita un gran despertar cultural”, aplaudiendo el papel con la Cultura de administraciones como la Diputación, pero echando en falta la iniciativa privada, que según Abril está “absolutamente embebida en su mundo de parálisis”. Desea que hubiera en Jaén “una gran institución privada que moviera la cultura” y lamenta que “quienes despuntan se van fuera”, quedándose la ciudad “desasistida”.
Sobre el Ayuntamiento de la ciudad, asegura que necesita “un buen impulso cultural”, que la “cultura es más que actividades populistas” y que “Jaén podría tener una mayor proyección”. ‘Esperar es un camino’ es el título de una de sus antologías poéticas, pero asegura que ése no es el camino de la capital, a la que le tiene un “cariño infinito”.
Se doctoró en Literatura Española, con una tesis dirigida por Luis García Montero sobre la poesía de José Manuel Caballero Bonald. Ahora acaba de publicarla, como crítico literario, bajo el título ‘El habitante de su palabra. La poesía de José Manuel Caballero Bonald (1952-2015)’. “Hace diez años que la leí y estoy muy feliz de que se haya publicado”, dice.
Concibe la crítica literaria como “un ejercicio de campo”, una forma de detectar qué se está haciendo. “Hay muy buena poesía en España y se publica mucho. Hay muchas propuestas, sin haber una corriente dominante, aunque siempre hay intentos de hegemonizar. En general, la poesía está teniendo un empuje importante y es de muy buena calidad”, valora.
Acaba de presentar el libro ‘Para la libertad: Estudios sobre Miguel Hernández’, del que es autor junto a García Montero, editado por la Diputación, que también edita la revista de poesía ‘Paraíso’, de la que es director. En diciembre verá la luz el número 14º y la revista se ha convertido en una de las mejores de España y de lengua española. “Afortunadamente llevamos el nombre de Jaén muy lejos. La revista está cumpliendo un cometido muy interesante”, dice.
Ha residido en Italia, Francia, Inglaterra y Nicaragua y ha viajado mucho a México. “Latinoamérica ha sido el gran descubrimiento de mi vida. Si no la hubiera conocido, habría sido mucho más pobre intelectual y culturalmente”, asegura. De ahí que invite a mirar a la América hispana. “Es fundamental para que como españoles nos conozcamos”, termina el poeta.
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